Preadolescencia

Posted by rizomas on 25 octubre, 2021 in artículos circular educación Emociones Preadolencencia rizomas rizomas edu

Preadolencencia

Simbólica o metafóricamente nacemos muchas veces. Cada vez que descubrimos el entorno con una nueva mirada, que nos sentimos transformados, que nos presentamos con una nueva identidad… nace un nuevo Yo, un nuevo Tú, una nueva forma de estar en el mundo . A mi parecer, es una suerte que ésta sensación se presente y te atraviese (aunque éste no es el tema que nos ocupa).

De lo que hoy quería hablar es de una etapa de la vida donde está sensación de renovación y revolución lo ocupa casi todo. Se trata de la preadolescencia. Ese momento en que el cuerpo está atravesando por innumerables procesos y transformaciones, en el que las prioridades, los referentes, las relaciones, los intereses y otras tantas cosas se dan la vuelta (incluso en varias ocasiones).

Se trata de un momento en el que, aunque el entorno sea el mismo, todo parece diferente. Ese puente que une lo que se ha sido hasta el momento, todo lo conocido, la infancia, la niñez … con todo el abanico de posibilidades que podríamos llegar a ser, que elegiremos de forma activa y autónoma. Es decir, la adolescencia y la edad adulta. Visto así, parece fascinante, pero si eres madre/padre y estás viviendo esta etapa de tus hijos en primera persona, puede que lo que resaltes de estos años no sea tan positivo. Y es que detrás de los cambios físicos hay una explosión hormonal que también condiciona el estado de ánimo, las necesidades físicas y tantas cosas que pueden ser difíciles de gestionar. Además, con la llegada de estos cambios, no es difícil que aparezca nostalgia por la etapa que está a punto de quedar atrás y se activen miedos por si los hijos estarán preparados para lo que vendrá.

En la necesidad de construir la identidad propia,  los preadolescentes y adolescentes necesitan separarse de algún modo de las figuras de referencia, porque como si no podrán encontrar su Yo genuino. Y de pronto buscan esas referencias en los grupos de iguales, que pasan a convertirse en elemento central de sus vidas. Y de un día para otro cuestionan e incluso rechazan lo que hasta ese momento era aceptado y asumido. Y como es esperable, el conflicto suele hacer acto de presencia. Los mayores puntos de fricción, y al mismo tiempo, los mayores miedos, provienen del hecho de que la realidad corporal, las inquietudes y deseos de exploración de los preadolescentes (y adolescentes) no se corresponden todavía con la capacidad de gestión y las habilidades necesarias para afrontar los retos que esas realidades implican.

Además, en las últimas décadas, hemos observado cómo estas etapas parecen presentarse cada vez antes. Los expertos hablan de factores relacionados con la alimentación y el estilo de vida para justificar por ejemplo el adelantamiento de la edad de la menarquía, pero por su puesto también hay un buen número de factores que tienen que ver con lo social y lo cultural, que favorecen la vivencia temprana de la preadolescencia y la adolescencia. Con lo que este desfase del que hablábamos se acentúa todavía más. Normalmente hablamos de preadolescencia entre los 10 y los 13/14 años aproximadamente, aunque tiene que ver con el ritmo de maduración de cada niñ@. Es ese momento en el que los estirones no paran de sucederse, empiezan a aparecer cambios en la piel y otros tantos indicadores que nos hablan de que el resto de transformaciones emocionales están a la vuelta de la esquina. Y es que, intenta recordar esos momentos ¿Eres capaz?, lo cierto es que no es fácil asimilar tantos cambios, experimentar tantas inseguridades, encontrarse con tantas novedades y retos y ( volviendo al simbolismo) salir victorioso y sin ningún rasguño.

Algunas de las nuevas realidades con las que vamos a convivir son:

-Por su puesto, la aparición de un gran número de cambios físicos .

-La presencia de una gran labilidad emocional, que provoca que no existan los grises en sus vidas, que las experiencias y vivencias emocionales se perciban desde el negro mas absoluto o desde una perspectiva multicolor, con gran fluctuación e intensidad.

-La búsqueda de nuevos modelos de referencia.

-La aparición de nuevos miedos sociales e inseguridades relacionadas con el propio cuerpo y con el mundo relacional.

-La necesidad creciente de reafirmación personal, en ese proceso de construcción del yo del que hablábamos.

-Una necesidad de intimidad que va en aumento.

Y podríamos seguir sumando nuevos hitos a la lista, pero vamos a hablar un poco sobre qué podemos hacer para afrontar y acompañar esta etapa tan fascinante y exigente al mismo tiempo.

Supongo que sobra decir aquello de que “el que siembra cosecha” y que obviamente toda la relación, el tipo de lazos y vínculos construidos en los años previos van a determinar en gran parte lo que ocurra en esta etapa. Por ejemplo, aunque la comunicación sea menos intensa en este momento, si previamente ha sido un pilar de las relaciones en casa, es mucho más probable que podamos hacer uso de esos canales tan necesarios en la preadolescencia y adolescencia. Si hemos fomentado el espíritu crítico de los niños, su autonomía y su gestión emocional, será mas difícil por ejemplo, que sucumban a la presión de grupo en temas que puedan suponer riesgos. Del mismo modo, si la educación afectivo sexual ha estado presente desde los primeros años, podremos normalizar algunas conversaciones que son necesarias a partir de este momento. Podríamos decir lo mismo sobre los temas que tienen que ver con la exposición en el mundo digital, sobre el autocuidado o los hábitos saludables ,etc.

Si crees que llegas tarde, no te agobies, lo importante es empezar y si no sabes cómo, busca inspiración y ayuda.

Y si ya estás de lleno en la preadolescencia intenta:

-Ser el mejor ejemplo que puedas ser. Aun cuando creas que no te prestan atención.

-Respetar sus necesidades y comprender que para tu hijo/a esto también es nuevo y complejo.

-Tener límites claros, establecidos de forma razonada y empática y entendiendo que los límites van cambiando al ritmo que lo hacemos nosotros.

-Mantener los canales comunicativos y los espacios compartidos. Tiempo en casa y por qué no tiempo de ocio, a través de una actividad por la que compartáis interés.

-No interrogar o sermonear sobre los mil y un peligros que acechan (no sólo al menos) Escucha y empatiza.

-Comprender su mundo, sus intereses, conocer a sus amigos…

-Mantener siempre unos vínculos fuertes.

-Revísate a ti mismo o a ti misma y cuídate para cuidar. Como hemos dicho antes, es una etapa exigente.

– Recuérdate a ti misma en esa época. ¿Qué necesitabas?

Y si te apetece (o necesitas) seguir profundizando te dejo algunos recursos que espero que te ayuden.

Para padres y madres:

-¿Cómo abrazar a un erizo? De Brad Wilcox y Jerrick Robbins Ed. Urano.

-Respirad. Mindfulness para padres con hijos adolescentes. De Eline Snel. Ed. Kairós .

-Tú ganas , yo gano. Cómo resolver conflictos creativamente y disfrutar de las soluciones. De Helena Cornelius y la Editorial Gaia.

Para todos:

-El libro dorado de los niños y El libro rojo de las niñas. Ambos de la Editorial Ob Stare.

-Mi cuerpo está loco. Un comic para sobrevivir a tus hormonas. De Severine de la Croix y Pauline Roland.

-Tu cuerpo mola . Aprende a descubrirlo . De Marte Torrón y Cristina Torrón.

Y recuerda…todo llega y todo pasa…

Edurne Simón

Psicóloga. Gestión emocional y desarrollo a través del juego.